Culo

CULO (Ojo del): genealogía (del latín Culus, que a su vez proviene de la voz indoeuropea (s)keu (cubrir, envolver, que da origen a coño y cutis). De Culo provienen también las palabras culear (mover el culo, fornicar), culero (hombre que usa su culo para actos sexuales), culatazo (golpe dado por el culo de un arma larga como una escopeta) y recular (echar el culo hacia atrás, o sea ceder).[1]

Dícese de la terminación o extremo final del aparato digestivo de la mayoría de los seres vivos dotados de locomoción por donde estos arrojan las heces o excretas, es decir, la materia fecal, que no es otra cosa que aquellas sustancias comestibles que han sido ingeridas y digeridas y que después de metabolizarse sus partes metabolizables para entrar a nutrir al organismo vivo son arrojadas fuera del cuerpo gracias a los movimientos involuntarios del intestino.

El culo es una parte del cuerpo de apariencia suave, rugosa, blanda, dotado con la capacidad de abrirse mucho para dar paso al excremento, y de volverse a cerrar hasta su punto original, acción ésta no ejecutable por la voluntad del organismo dueño sino en razón de su propia capacidad de la función excretora, lo cual le da cierto aire de independencia pues, podría decirse, se mueve con voluntad propia en una operación que el propio dueño o dueña, sea animal o persona, no podría lograr por su propio deseo como no sean las ganas instintivas y naturales de echar fuera sus desechos fecales, lo cual no es, a ciencia cierta, un acto que dependa enteramente de la decisión del individuo, pues bien es sabido que las personas en estado vegetativo, o los bebés y los ancianos, defecan sin darse cuenta. Esta voluntad independiente del culo con respecto de la del individuo, lo sitúa en una posición de privilegio y desprestigio, pues en cualquier momento de la vida, puede exponer a su propietario a todo tipo de infamia excremental, ya sea porque arroja con impulso y sonoridad los gases que se forman en él, o ya sea porque, en cualquier momento en el que, de acuerdo con su único y autónomo real saber y entender, tome la decisión de dar paso a la materia fecal antes de que la persona se haya dispuesto en un lugar adecuado para los fines sanitarios correspondientes.

La palabra culo es también utilizada en todo el mundo hispanohablante para referirse a muchas cosas, situaciones, momentos y conductas que no tiene necesariamente relación con su función orgánica ni su belleza y atractivo sexual.   En asociación con otros vocablos, culo cobra valores semánticos de variado nivel, asombrosamente cambiante según la ubicación geográfica desde donde se enuncie. “Culo pollo”, se dice en España de alguien que tiene las nalgas ‘metidas para dentro’, sin carne, lo cual hace que el pantalón quede hueco y formando bolsas; alguien cuyas nalgas carecen de redondez.  En la región de Urabá se dice «culo de pollo» al fenómeno meteorológico cuya nube central tiene la forma del culo de un pollo invertido, es decir con la punta hacia abajo, con vientos huracanados circulando en sentido ciclónico asociados a fuertes lluvias y a una baja de la presión atmosférica al nivel del mar. Otras expresiones que se usan vinculadas con la palabra culo son, entre otras:caerse de culo”: quedar muy sorprendido. “Con el culo en dos manos”: muy apremiado. “Con el culo a rastras” o “con el culo al aire”: en mala situación por haberse descubierto algo que no se quería que se supiera. “Confundir el culo con las témporas”: buscar semejanzas en cosas totalmente distintas. “Culo en pompa”, “dar por el culo”: sodomizar; fastidiar. “Estar de culo, estar del culo, estar hasta el culo”: estar harto, aburrido”. “Ir con la hora pegada al culo”, “ir de culo”: estar en mala situación; ir por mal camino. “Lamer el culo”: adular.  “Meterse algo por el culo”: usase para rechazar con violencia algo o a alguien. “Mojarse el culo”: arriesgarse. “Pasarse por el culo”, “perder el culo”: ir muy deprisa; perder la compostura.  “Querer cagar más arriba del culo”: darse aires.  “Sacar el culo”: traicionar.   “Culo  apretado”: persona presuntuosa. “Culo de mal asiento”: persona inquieta que no está a gusto en ninguna parte. “Culo de vaso”: piedra falsa que imita alguna de las preciosas. “El culo del mundo”: lugar muy lejano. “Coge culo”: alboroto, desorden. “Apretar el culo contra el taburete”: afrontar, ponerle la cara a un peligro. “Salirle a alguien algo del culo”: darle la gana.[2]

En el campo de las artes este culo tan valioso e importante ha dado mucho para hablar y expresar. En la literatura, es muy famosa la obra del poeta español Don Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos, más conocido como Francisco de Quevedo, quien hace un grandioso reconocimiento al culo y a su gran importancia para nuestra vida. Con una prosa burlesca, cómica y algo satírica el poeta se mete con un tema que compete a todos los humanos sin distingo de ninguna clase. Fiel al estilo, de manera caricaturesca y jugando con las palabras, describe con lujo de detalles la función de la defecación mientras la compara con otras cosas. El ojo del culo ―a quien llama “Señor”― es el único, de todos los órganos del cuerpo, que tiene el derecho de cagar (asunto tan urgente, placentero, necesario y relajante). Y si de bienestar se trata, es este mismo señor quien tiene la potestad exclusiva de “peer”, cosa tan benéfica en extremo para la salud, además de divertida. En esta valía de asuntos tan humanos, en sentido opuesto, a este Ojo no se le puede hacer responsable de ninguna de las tragedias humanas, ni de crímenes ni chismes, ni bajezas ni desaires, pues su garbo y gallardía lo mantienen, de tales inmundicias, alejado. El ojo del culo es el lugar mejor ubicado de toda la anatomía humana; el único donde nunca llega ―ni llegará― el sol. Sin embargo,  si se compara con los ojos de la cara, sin tacha sale triunfador: mientras éstos saben mirar y de ello sólo juzgan y desdicen, aquel, con sana sabiduría, en bochinches no se mete. Protegido entre dos murallas de blanda carne, no lo puede afectar el viento ni el frío; distinto de los ojos susodichos, que lloran, sufren, molestan y padecen, con la brisa, el polvo, el sol y mucho más. La historia demuestra que cualquiera puede vivir sin los ojos de la cara, mas nadie puede hacerlo sin el ojo del culo. Demostrado queda que el culo, es el culo, y nada más.

Por: Gonzalo Muñoz Sandoval

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