Neobarroco

Peter Paul Rubens – El profeta Elías con el ángel

Neobarroco

De la raíz griega Neo que significa nuevo, y del portugués Barroco, que significa perla irregular[1]. Dícese del movimiento artístico surgido a partir de la influencia del Barroco europeo[2].  Surge en Europa como una revalorización del barroco durante el siglo XIX, debido a las emergentes expresiones del Romanticismo que reaccionaba contra el clasicismo; y en Latinoamérica, como una transposición y reinvención del barroco europeo, cuyas máximas expresiones se dan durante el siglo XX y XXI.

Lo neobarroco en Europa aparece durante la segunda mitad del siglo XIX, con el fin de recuperar las expresiones barrocas características de los siglos XVII y XVIII. De esta manera, con la intención de contrarrestar la rigidez academicista propia del clasicismo, el neobarroco retoma lo barroco para revalorarlo e implementarlo en el ámbito estético, cultural y literario de este periodo. Sin embargo, esa mitad del siglo XIX, no se caracteriza sólo por ser mera expresión de lo neobarroco, sino, en tanto un momento de ardua oposición a toda expresión lineal, metódica y rígida de la vida, que se manifestó en distintas expresiones como: lo neogótico, neobizantino o neomudéjar.

Actualmente, el término neobarroco, más que una alusión a la renovación de lo barroco en Europa, se refiere a la transposición del movimiento al continente Americano tras la colonización. Quien sistematiza el término neobarroco como expresión de identidad latinoamericana es el escritor y crítico cubano Severo Sarduy, quien en sus estudios sobre lo barroco propone la teoría de lo neobarroco.

Severo Sarduy

Sarduy, en su libro Barroco (1974), explica el surgimiento de lo barroco en Europa gracias a un proceso de descentralización de la concepción de mundo a partir del surgimiento del pensamiento científico. De manera que el mundo medieval-teocéntrico fundamentado en la creencia de lo circular como armonía cósmica, se desmorona con los aportes de Galileo, quien afirma que la tierra no es el centro del universo, y de Kepler quien además sostiene que el proceso de translación de los planetas no es circular, sino elíptico. Es desde esa conciencia del mundo vacío, donde, según Sarduy, el barroco aparece para llenar esa sensación de pérdida. La sensación de certeza y llenura se encuentra ligada a lo divino, por lo que desde la interpretación del cubano, los ideales de la contrarreforma[3] estaban vinculados a la reivindicación de lo divino por parte de lo barroco. Es desde esa justificación religiosa, planteada por Sarduy, como el barroco llega a América con la intención evangelizadora.

Pese a la concepción de desplazamiento de lo barroco hacia América, el autor insiste en legitimar la expresión de lo neobarroco como el proceso de un sincretismo cultural que dio lugar a una identidad latinoamericana. De esta manera, en su ensayo El barroco y el neobarroco (1972), Sarduy señala la presencia de lo barroco en las manifestaciones artísticas hispanoamericanas (literarias y pictóricas), no a manera de imitación, sino, como una expresión original que ha dado lugar a las más exóticas metáforas, presentes en las obras de escritores como: Alejo Carpentier, José Lezama Lima[4], Guillermo Cabrera Infante, Germán Espinosa,  entre otros.

En la teoría de lo neobarroco de Sarduy se destacan los conceptos de intertextualidad e intratextualidad: el primero, relacionado con la referencia a otras obras –extranjeras– dentro de las obras latinoamericanas[5]; el segundo como el arte de dar vida propia a esos elementos intertextuales para trascender a la parodia que implica una profunda renovación e innovación de lo ya establecido. Una parodia que “no se limita a la burla del discurso de referencia (…) implica una actitud crítica que pondera, selecciona, asume, fija, recupera y preserva los valores culturales[6]”. De manera que para Sarduy, lo neobarroco es “la hibridez, la mixtura (…) un arte bizarro, fantasioso, colorido, popular, que lejos de reflejar la sumisión (…) es signo vigoroso de la originalidad americana[7]”.

Aunque ha habido criticas frente al pensamiento de Sarduy, como la de Francois Moulin, –quien sostiene que hay una debilidad conceptual en Sarduy debido a su limitación de explicar lo barroco desde la teoría del vacío más ligada al discurso científico y no a otras manifestaciones sociales bastante relevantes para el análisis­–, en el ámbito intelectual latinoamericano se le considera como el pensador de lo neobarroco como expresión de identidad latinoamericana, lo cual ha desencadenado múltiples estudios con respecto a un tema que se considera aún no agotado teóricamente.

Por: Angélica Patricia Mayor

patydiaz14@hotmail.com

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Documentos consultados

ARRIARÁN, Samuel. La teoría del neobarroco de Severo Sarduy. Universidad pedagógica Nacional de México. Versión Pdf.

SARDUY, Severo. Barroco. Sudamericana. Buenos Aires, 1974.

Del barroco al neobarroco. Conferencia magistral. Catedra Latinoamericana Julio Cortázar, Versión PDF, 1988-20.


[1]Se refiere a la nueva expresión del barroco europeo.

[2] Según el estudio de Luz Ángela Martínez  Manierismo y Neobarroco: genealogía de una crisis, el surgimiento de lo Neobarroco, más que una revalorización de lo Barroco, plantea además la del Manierismo. Puesto que fue la crisis manierista la que contribuyó al florecimiento de lo barroco y, tras la evolución del segundo, de lo neobarroco. Por lo que resulta relevante concebir el estrecho vínculo manierismo-barroco-neobarroco, para los estudios del término en la actualidad.

[3]La contrarreforma como expresión que pretendía mantener los principios teocéntricos medievales.

[4] Es bastante citada la metáfora que hace en su libro Paradiso del miembro viril, nombrándolo: “el aguijón del leptosomáticomacrogenitoma”

[5] Como en Concierto Barroco, de Alejo Carpentier, quien implementa representantes de la música europea dentro de su obra como: Vivaldi, Haendel, Scarlatti, Stravinsky, etc.

[6] Del Barroco al Neobarroco. Conferencia magistral Cátedra Latinoamericana Julio Córtazar, Versión PDF, 1988,2000. p. 18.

[7] Ibíd. p. 9.

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